A los 5 años de edad cuando se supone que tienes que vivir una niñez llena de fantasias y juegos con animaciones del mundo real, tuve mi primer viaje astral a otras dimensiones irreales, estas experiencias fueron el inicio de una serie de vivencias con otros mundos que se incrementaron con el transcurso de los años hasta ingresar al mundo de los registros akáshicos  y conectarme con los recuerdos de vidas pasadas y dimensiones paralelas. Jugaba con amigos imaginarios y percibía seres de otros planos dimensionales. Estas vivencias me llevaron por un camino de psiquiatras, terapeutas y psicólogos durante toda la infancia y la permanente preocupación de mis padres por mi salud mental. Tuve experiencias hermosas desde percibir ángeles hasta pesadillas horribles que casi me llevaron a un estado de locura cercanas a la esquizofrenia y tendencias a la autodestrucción. Gracias a estas experiencias muchas de ellas derivadas en traumas psicológicos, inicié un camino personal de búsqueda de respuestas  y de sanación emocional en silencio al ver que el sistema educativo no las brindaba. Buscar respuestas y entender la verdad escondida detrás de la realidad me llevó a ser amante de la lectura, de la investigación, de asistir a seminarios holísticos y terapias alternativas, de conocer personas con habilidades especiales que me mostraban que existen otros caminos para conocer la verdad. Todas estas experiencias me llevaron a amplificar la visión de la vida y comprender que el autoconocimiento es el camino que me lleva a encontrar la verdad dentro de mí, jamás imaginé que una experiencia transpersonal traumática me mostraría el camino a seguir por el resto de mi vida.

Tenía 14 años cuando quize lanzarme del balcón de un edificio de tres pisos, sentía una profunda depresión por una crisis existencialista de adolescencia; me sentía agobiada por seguir intrucciones de la disciplina estricta de mis padres y del sistema educativo. Era la mejor alumna y vivía esclavizada a estudiar y sacar las mejores calificaciones, el estilo de vida de ser excelente en todo y seguir un molde de conducta anulando tu personalidad, me llevaba a ser un títere de la sociedad, a vivir en competencia permanente buscando el reconocimiento y la aprobación de los demás. Esta situación  me llevó a perder mi esencia y convertirme  en soldado de las órdenes de los maestros y de mis padres, no sabía decir “no puedo”, era sumisa y obediente y aprendí a entregar toda mi energía a satisfacer lo que mi entorno quería ver en mí, me sentía atrapada en mi propio cuerpo como un robot, y sentía que no tenía derecho a expresar mis sentimientos, el extremo stress y frustración me llevaron a despreciar mi vida y sentir que no valía la pena continuar. Gracias a Dios y porque no era mi destino, no concreté mi autodestrucción, descubrí que tenía tanto miedo en mi Ser, que era incapaz de matarme; me di cuenta que no tenía  alternativa que seguir viviendo resignada a la obediencia de mis propias creencias limitantes. Esta experiencia de seguir avanzando a pesar de la adversidad y de la pobreza de mi autoestima, me llevó con el tiempo a aprender a desarrollar fortaleza interior y perseverancia. Aprendí a convivir con mis miedos y mis pensamientos negativos, hasta que logré llevar luz a mi propia oscuridad. Hoy recordar este capítulo de mi vida que en aquellos años era el más triste y despreciable, hoy es el más valioso e inspirador, porque me llevó a un camino de despertar interior para aprender a amarme y perdonarme. A través de la búsqueda de sanar estas heridas profundas que me ocasioné con dolor, aprendí a ver la vida como una fuente de inspiración y enamorarme cada día de mi propia existencia.

La lectura me acompañó desde los 5 años, era apasionada por la historia y el dibujo, a los 10 años comencé a escribir mis primeras poesías hasta que a los 12 años mis padres descubrieron que tenía la habilidad de escribir poesías y en prosa, me gustaba ver felices a mis padres cuando se sentían orgullosos de mí, yo seguía escribiendo y dibujando, hasta que mi padre logró presentarme en el  “Primer Encuentro Libre de las Artes IMAPIMUSPO – 89”, auspiciado por la Oficialía Mayor de Cultura de la Honorable Alcaldía Municipal de Oruro, del 25 de Enero al 10 de Febrero del año 1989. Participé como la única poetisa de 14 años entre un auditorio hasta ese momento exclusivo de adultos, me sentí privilegiada y honrada de leer mis poesías ante un público exigente, fue la primera vez que hablé sin miedo ante el micrófono, tuve seguridad y confianza; recuerdo ese momento con mucho amor, sentía que estaba brindando lo mejor de mí. Fue un momento glorioso en mi vida los minutos que estuve en el escenario leyendo mis creaciones, me marcó el corazón y dejó huella en mi vida.

Enamoraba 2 años y medio con mi novio Marcello Baglivo, recuerdo que disfrutaba mucho el cortejeo y fue el primer novio que mi papá me dio permiso para poder trasnocharme en las discotecas y poder experimentar la vida en pareja, sin embargo caí en extremos y abusaba del horario impuesto por mis padres. Al ser la mayor de tres hermanas, mi papá descargaba la extrema disciplina en mí para ponerme de ejemplo y sentar precedente con mis hermanas menores; por esta razón los castigos que recibía por romper las reglas eran frecuentes, esta situación me llevó a la rebeldía contra mis padres, quería salirme de mi casa y ser dueña de mi vida, era estudiante universitaria y mi novio ya era profesional y trabajaba de manera independiente, verlo a él tan responsable y protector me inspiraba a convivir con él. Mi papá siempre me decía “me entregas el título profesional y recién te autorizo que hagas de tu vida lo que quieras”, estas palabras las tenía marcada en la mente y me impulsaron a terminar mi carrera de Derecho con éxito entre los mejores alumnos. Cuando terminé mi carrera universitaria, Marcello me pidió en matrimonio a mis padres, yo acepté sin dudarlo un segundo, en el fondo rogaba me pida en matrimonio porque quería disfrutar la libertad de salir de mi casa y hacer mi vida con él, deseaba experimentar la vida en pareja,  aprender a convivir con una persona tan diferente a mi pero con un sentimiento tan profundo que me conectaba con él. Marcello más que un esposo es mi maestro de vida, es el equilibrio que necesitaba para poner orden en mis instintos aventureros de rebeldía, a pesar que tuvimos 5 crisis de pareja de las cuales una de ellas casi concluye en divorcio absoluto, logramos superar la oscuridad de nuestros sentimientos y aprendimos a ver la luz a través de nosotros. El 12 de Julio del año 2019 cumplimos 22 años de matrimonio, una larga travesía de conocernos y aprender a vernos como espejo para mejorar cada día. Hoy puedo decir que conozco el amor de pareja en la esencia mas profunda y me siento feliz de despertar a su lado cada día, amo su presencia y amo sentirlo por la eternidad.

Llevaba 6 meses buscando embarazarme, pueden imaginarse la inmensa alegría que sentí cuando dio positivo la prueba de embarazo, Juan Andrés fue muy esperado y anhelado, su nombre lo elegimos en pareja, Marcello eligió el primer nombre Juan en honor a su abuelo paterno y el nombre Andrés lo elegí en honor a su papá, ya que el segundo nombre de Marcello es Andrés. Fue una gestación que me llevó a estar en reposo, para una medida de altura de un metro y 57 cm. el diámetro del vientre me quedaba pesado, me dificultaba caminar, de 47 kilos subí a 54 kilos, era extremadamente delgada y los 7 kilos que llevaba en el vientre me agotaba el día a día. No sabía nada de la responsabilidad que implicaba un embarazo, quize un parto natural y no logré dilatar, la ignorancia del proceso de parto me llenaba de miedo, estuve una semana sin poder dilatar hasta que Juan Andrés comenzó a fatigarse en el vientre, se movía y estiraba tanto que el cordón comenzó a envolverlo, el médico tomó la decisión de realizar una cesárea, fue así que el día 27 de noviembre del año 1998 me internaron en el quirófano y antes de dormirme por la anestesia logré sentir y ver a mi bebé en mi pecho a las 19:35 de la noche, al día siguiente desperté con el dolor mas horrible que sentí en toda mi vida por la operación de la cesárea; la crisis post parto me llevó a una depresión de ver mi cuerpo desfigurado, hinchado, envuelta en pañales de maternidad por el puerperio, con los senos hinchados de leche, desvelada por los dolores, en fin, recuerdo que sentí mucho dolor, un dolor indescriptible que desahogaba en lágrimas y que sólo fue compensado por la dulzura de ver a mi bebé en la cuna radiante y lleno de amor. Entendí el valor de la vida, entendí el valor de la paz y el amor contemplando a mi bebé, el aura de Juan Andrés brillaba ante mis ojos y me transmitía una completa paz, observarlo y sentirlo era la experiencia más sublime hasta ese momento.

Juan Andrés mi primer hijo ya tenía 5 años, me encontraba en la mejor etapa de mi carrera profesional de abogada, me costó mucho encontrar un equilibrio entre mi rol de madre, esposa y profesional, descubrí que la crianza de un hijo era una extrema responsabilidad, me costó tanto sobrellevar mi rol de madre que me agoté emocionalmente y buscaba en la vida social con las amigas un desahogo a mi estrés. Cuando menos esperaba quedé embarazada por segunda vez, recuerdo que me enojé con mi esposo por quedar embarazada, era la época en que mi ego buscaba culpables cuando perdía el control y las cosas no salían como yo quería, mi lado infantil se expresaba a través de la terquedad y el capricho, honestamente mi esposo tuvo mucha paciencia conmigo, me sentí triste de comprender que otra vez tenía que asumir la responsabilidad de otros 9 meses de gestación. El cuarto mes de embarazo nos enteramos que llevaba en el vientre una bebé mujer, recuerdo que lloramos con Marcello porque sentíamos que era una bendición completar una pareja de hijos, en el quinto mes ya me encontraba entusiasmada preparando la llegada de mi hija, su hermano Juan Andrés se encontraba entusiasmado por conocerla, me tocaba la barriga y le hablaba a su hermana, me sentí culpable de haberme enojado al inicio y le pedí perdón a mi hija en el vientre, entendí que mi hija era mi espejo y que llegaba a brindarme la oportunidad de reencontrarme con mi niña interior. Marcello eligió el nombre de Carolina porque le gustaba que ese nombre era utilizado por reinas de Europa, y de mi parte elegí el nombre de Maria para que tenga una parte de su mamá, mi segundo nombre es Maria, entonces mi hija recibía el nombre de Maria Carolina. Maria Carolina llega en un parto de cesárea el día 16 de Abril del año 2005 a las 15:30, de la misma forma llegué a verla y sentirla antes de caer dormida por la anestesia, fue una experiencia amorosa llena de dulzura, al igual que mi primer hijo Juan Andrés su aura era brillante y la paz que transmitía sentía que inundaba todo el cuarto, su llegada fue una dulzura para la familia, todos la observábamos como enamorados en su cuna. Fue entonces que volví a recordar el valor de la vida y la importancia de dar y recibir amor a través de los hijos como el espejo más maravilloso de la creación.. 

Trabajaba desde los 18 años, la necesidad de generar dinero extra para poder cubrir costos de estilo de vida en la Universidad me llevó a ser emprendedora de manera paralela a los estudios, pasé por ser reportera y conductora de programas eventuales en T.V. (TeleVisión), azafata en eventos, asistente de gerencia en entidades financieras, luego de mi matrimonio con Marcello, aprendí con mi esposo a fabricar embutidos (chorizos parrilleros) para vender, paralelo a nuestras profesiones de abogada y auditor respectivamente, siempre con el sueño de prosperar. En el transcurso de nuestra vida en pareja trabajamos en emprendimientos paralelos como ser distribuidores de pastas envasadas, distribuidores de vinos uruguayos, organizando eventos, en fin, emprendedores natos apasionados por seguir creciendo. Soñaba con ser la mejor abogada de Santa Cruz, no lo logré, me dí cuenta que los valores de honestidad y decir la verdad no me ayudaban a generar buen dinero en mi profesión. Para generar dinero como abogada  litigante independiente, tuve que aprender a decirles a los clientes lo que querían escuchar, aunque no sea verdad, y a ver la manera de adelantar los trámites pagando dineros extras en cada entidad, esta manera de operar se llama corrupción y no es saludable para la ética de un país.  Me desilusioné de la manera de operar en mi profesión, tuve miedo a seguir avanzando y perder mi esencia de valores, descubrí que el sistema era corrupto de manera natural, que la mayoría de las personas del mundo litigante hacían favores esperando algo a cambio y que la justicia estaba asegurada para los que tenían poder, dinero e influencia. Decidí alejarme de la carrera de abogada litigante y decidí ser abogada de empresas y llevar trámites particulares administrativos y comerciales, era menos riesgoso y más rentable. Debo reconocer que también conocí funcionarios, clientes y empresarios honestos que valoraron mucho mi trabajo y me motivaron a seguir avanzando,  aunque era un grupo menor fue muy valioso para mi autoestima profesional. El año 2009 tuve un conflicto con una entidad privada. me cansé de ser títere obediente de la gente de poder, me cansé de ser cómplice de causas injustas donde veía sufrir a mucha gente perdiendo su patrimonio, me dí cuenta que para seguir ganando dinero y crecer como profesional tenía que  corromper mis valores y no pude hacerlo. No pude competir con la influencia de la entidad con la cual estaba en pleito y ante el desgaste emocional y económico que implicaba el litigio decidí rendirme y firmar una transacción donde perdía todos mis honorarios acumulados y quedaba  como una negligente profesional. Esta situación me causó mucho dolor, en una sola firma se derrumbaron años de esfuerzo y prestigio ganados con sacrificio en mi carrera profesional.  La frustración e impotencia me obligaron a abandonar el ejercicio libre de la profesión de la abogacía y buscar otras alternativas de fuente de ingresos económicos. Entiendo que hay personas que lograron brillar en la carrera de abogado, conozco abogados exitosos y plenos que aman la abogacía sin corromperse, sin embargo en mi historia, y en las experiencias que me tocaron vivir  no fue así, lo que viví y experimenté en mi carrera de abogacía no me edificaba como persona, reconozco que me faltó carácter, frialdad para tomar decisiones y más coraje para enfrentar el lado oscuro de la profesión. Si algo valioso puede rescatar en esta etapa de mi vida fue una vida social activa, la gran cantidad de personas que llegué a conocer, la diversidad de relaciones humanas que desarrollé tanto de influencia positiva como de influencia negativa me dieron sabiduría para encontrar equilibrio en mi vida. Muchas de las amigas sinceras que hoy me acompañan las conocí en el caminar como abogada. Recibí un gran aprendizaje y sabiduría de vida que me sirvió de mucho para reconocer mis límites y fortalecer la escala de valores que desarrollaba en mi interior.

Cuando decidí abandonar la carrera de la Abogacía, quedé desgastada emocionalmente y presionada por las deudas que había adquirido para sostener al equipo que integraba mi estudio jurídico, tuve que firmar un documento transaccional donde me quedaba legalmente fuera de mi reclamo de honorarios a cambio de terminar el pleito y quedar en paz para reiniciar un nuevo ciclo en mi vida. Caí en depresión y con tendencias suicidas, mi carrera de abogada quedó truncada y mi ego profesional destruido. Gracias al apoyo de mi familia y de mi esposo logré superar las deudas y sobreponerme psicológicamente para continuar en la búsqueda de oportunidades. A raíz de una invitación llegué a una cena de amigos  sin saber que era una reunión de presentación de negocio del network marketing Herbalife, ví en esa presentación la oportunidad de iniciar un nuevo camino como emprendedora  y reconstruir la imagen profesional que había perdido. Necesitaba un oficio para generar dinero y pagar mis deudas, al encontrarme golpeada en mi profesión, el multinivel era la única opción que se me presentaba, tenía que aprovechar que conocía muchas personas que podían ayudarme. De ser una abogada que vivía cómoda en una oficina bonita rodeada de un equipo de trabajo, terminé en las encalles en soledad repartiendo volantes con la actitud de una ganadora a pesar de no tener liquidez y tampoco ahorros, Aprendí a sonreír a pesar de sentirme destrozada en lágrimas por dentro, mi estudio jurídico lo transformé en un club de desayuno de los suplementos Herbalife, aprendí a preparar batidos, aprendí a contactar gente en la calle y hacer presentaciones en servilletas, de ser una mujer glamorosa y elegante cuando era abogada, me transformé en una mujer práctica y simple, que andaba en jeanes, polera deportiva y gorra, recorría los barrios con la mochila de productos en la espalda haciendo encuestas y buscando clientes nuevos cada día para vender mis productos. Salía de mi casa a las 6:30 am y retornaba a las 10 de la noche, trabajaba sábados, domingos y feriados haciendo presentaciones y reuniones caseras en los barrios y provincias hasta encontrar a los líderes que hoy conforman mi organización. Ante la gran cantidad de deudas que tenía que pagar al quebrar en mi profesión, el único camino que tenía por delante era el trabajo duro, esforzado, disciplinado y enfocado en metas y objetivos diarios de resultados. Todos los días eran iguales para mí, la inspiración que tenía aparte de pagar mis deudas era llegar a cumplir metas de producción para ganarme el derecho a  vacaciones pagadas por la empresa. Mi primera Vacación fue en un crucero por el Mar Caribe, nunca había subido a un crucero, tampoco conocía el mar Caribe solo por T.V. y revistas, y soñaba con vivir la experiencia, por primera vez tenía a mi alcance la oportunidad de cumplir mi sueño. Trabajé sin parar hasta lograrlo, recuerdo claramente el día que subí a ese crucero de Royal Caribbean con mi esposo, una ruta maravillosa de 6 días por Panamá, Cartagena de Indias, Santa Marta, Aruba, Curazao y Bonaire, me sentía una reina que recuperaba su corona, porque lograba algo que pocos se animaban a hacer, mi autoestima comenzó a reconstruirse y la fe en mí comenzó a retornar, recibí una lección de disciplina y trabajo esforzado y sobre todo de humildad, porque hay que ser muy valiente para reconocer el fracaso luego de haber creído que ya estábamos en la cima del ego profesional, y comenzar nuevamente desde cero haciendo cosas nuevas en las calles a pesar de las críticas y de los perjuicios sociales. La nueva actitud de disciplina y cumplimiento de metas me llevó a calificar de manera posterior durante 7 años consecutivos a vacaciones y viajes internacionales llegando a conocer 15 maravillosos países con mi familia que nos abrieron la mente por completo. Con los años entendí que toda la experiencia de dolor que viví  fue para cerrar un ciclo y conocer nuevos caminos que me llevaron a aprender a desarrollar habilidades blandas. Hoy me siento satisfecha en la mujer que me he convertido gracias a todas las experiencias que elegí vivir, puedo decir que todo sucedió como tenía que pasar y no cambiaría  nada de lo que me tocó vivir.

En los primeros meses del año 2016 navegando por internet encuentro un video en youtube de NeuroRiqueza de Jurgen Klaric, me llamó la atención el razonamiento de la “mente pobre”, primera vez que escuchaba esa frase como definición, y con mucho pesar me identifiqué con ese concepto, descubrí que a pesar de todos los logros que había alcanzado hasta ese momento y pese a sentirme exitosa y a tener mis necesidades cubiertas,  en el fondo seguía con creencias limitantes que impedían ver reflejarse la verdadera abundancia y prosperidad que tanto anhelaba. Entendí que siempre podemos crear más de lo que hacemos y está en nuestras manos multiplicar la riqueza sin límites, en este sentido decidí seguir las enseñanzas del maestro por todas sus redes sociales para seguir aprendiendo. Un día mi hermana Sandra Centeno llega a mi casa a impulsarme para grabar mi testimonio de dolor con el sistema educativo para enviárselo a Jurgen Klaric, en razón a una convocatoria lanzada por él en Facebook, solicitando testimonios de personas que fueron víctimas de la presión del sistema educativo. Enviamos mi testimonio y para mi sorpresa salió seleccionado; el día 31 de Octubre del año 2016  tuve el honor de conocer y recibir en mi hogar a Jurgen Klaric, el conferencista más exitoso de Hispanoamérica. Con la ayuda y orientación del mentor, logré vencer el miedo para romper el silencio y otorgar mi testimonio de intento de suicidio que tuve a los 14 años por presión del sistema educativo. El testimonio fue grabado por su equipo de producción e insertado como aporte en el documental “Un Crimen llamado Educación”, fue lanzado al mundo de manera gratuita en Youtube el año 2017, para generar consciencia de la necesidad del cambio del sistema educativo. Descubrir esa memoria de dolor y liberarla me abrió puertas a un camino de autoconocimiento y autovaloración personal, comencé a descubrir que tenía habilidades por desarrollar. En noviembre del año 2016 decidí unirme de manera voluntaria a promover la causa del cambio del sistema educativo como embajadora activa de la Tribu de Embajadores Biia de Santa Cruz – Bolivia, organización integrante de la comunidad en torno a la plataforma digital BIIALAB Internacional de la cual Jurgen Klaric es co-fundador. Desde entonces a la fecha sigo trabajando de manera voluntaria como activista del cambio del sistema educativo en mi país.

Luego de brindar mi testimonio en el documental “Un Crimen llamado Educación” de Jurgen Klaric y en un momento de introspección en la entrevista recordé que mi sueño de niña era ser escritora, y que durante mi niñez al expresarlo en mi familia y en el colegio, tanto mis familiares como mis maestros me dijeron que “me iba a morir de hambre como escritora” esta sentencia se transformó  en creencia y quedó grabada en mi mente y en mi corazón ocasionándome mucha frustración, en ese momento decidí matar el sueño de ser escritora. Cuando entré en consciencia de este recuerdo descubrí que una de las raíces de mi frustración, tristeza y depresión era que hasta ese momento estaba haciendo cosas por dinero y por sobrevivencia y honestamente no estaba haciendo las cosas que mi alma anhelaba hacer desde niña. Fue entonces que inspirada por la causa de sumar tendencia al cambio del sistema educativo y con los antecedentes que mi padre y mi abuelo ya escribían libros, decidí reencauzarme en el camino de mi habilidad natural de escribir y comencé a plasmar mi autobiografía en un libro que se llama “Sobreviviendo al Sistema Educativo” publicado el año 2020.  Tuve la bendición de recibir mentoría y entrenamiento del maestro Jurgen Klaric en el mes de Agosto del año 2017 para estructurar el libro en la ciudad de Medellín – Colombia. Asimismo de manera paralela en Noviembre del año 2017 inicié mi blogger “Limpiando la Oscuridad del Alma” compartiendo todas las herramientas que aprendí y utilicé en el transcurso de mi vida para superar mis trastornos emocionales y psicológicos. El día 1 de Septiembre del año 2018 realicé la publicación de mi primera novela histórica-medieval “La Muerte fue la Liberación” en la plataforma digital “Amazon”. Reaperturar esta faceta en mi vida me ayuda a transformar la oscuridad de los recuerdos dolorosos de mi alma en fuente de inspiración para temas de crecimiento personal que aportan equilibrio entre la luz y la oscuridad de las emociones. Hoy me siento plena escribiendo, a los 45 años de edad (2020)en que escribo estas líneas siento que apenas comienza la mejor etapa de mi vida, simplemente porque descubrí que una de las mayores satisfacciones del ser humano es hacer cosas que amamos hacer, el amor es la fuente más poderosa de energía, y esta energía está comenzando a llenar mi alma de pasión por cada instante de mi vida. Simplemente es maravilloso!